Antonio Machado nace en Sevilla en 1875. Lo hace en el seno de una familia liberal, progresista. Su abuelo, Antonio Machado Núñez, doctor en Ciencias Naturales, participó activamente en la Revolución de 1868 y llegó a ser gobernador civil de la provincia. Su padre, Antonio Machado Álvarez, antropólogo y escritor, colaboraba habitualmente con la prensa republicana y firmaba sus colaboraciones bajo el seudónimo de Demófilo ("el amigo del pueblo"). Ambos ejercerían una fuerte influencia ideológica en el escritor, que defendería posturas de izquierdas hasta el final de su vida.
Antonio Machado Álvarez no sólo se dedicaba a escribir, sino que también era el administrador de los duques de Alba. Por eso la familia, de clase media burguesa, residía en una de las viviendas de alquiler del Palacio de las Dueñas.
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
En ese patio daría Antonio sus primeros pasos y empezaría a descubrir el mundo, como narra en su poema El poeta visita el patio de la casa en que nació, unas líneas cargadas de nostalgia: el pequeño de los Machado se acerca a una fuente y trata de coger los limones que se reflejan en el agua.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...
En Sevilla también tendría su primer contacto con la escuela. Una escuela muy tradicional, basada en repetir la materia y memorizarla y fuertemente marcada por la religión católica. Lo contaría años más tarde, situando la acción en una tarde "parda y fría".
Y todo un coro infantil
va cantando la lección;
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón.
Antonio Machado no guardará un recuerdo demasiado bueno de esa forma de aprender, en conflicto con la idiosincrasia y las inquietudes familiares. Cuando tiene tan sólo ocho años, toda la familia se traslada a Madrid. El abuelo ha conseguido una cátedra en la Universidad Central y deciden marcharse todos juntos a la capital, donde los benjamines tendrán la posibilidad de acceder a un método pedagógico más avanzado: la Institución Libre de Enseñanza, que defiende la libertad de cátedra y rechaza cualquier dogma oficial en materia religiosa, política o moral.

